Piel de papel


Estabamos una noche hablando sobre libros, historias y las posibilidades del ser humano cuando A nos contó ésta :


Su piel, poco a poco se fue volviendo frágil, quebradiza , con un tacto de papel.
La extraña enfermedad (como para querer protegerle de cualquier rozadura accidental) le limitó paulativamente cualquier posibilidad de movimiento.
Esa suave envoltura apenas lograba contenerle, todo él era un universo pleno, un big bang en posible expansión.
Allí, postrado en su cama. Los días, las horas..el tiempo o las ganas de comunicarse fueron estableciendo una rara conexión entre todo su interior y ese ligero papel que le rodeaba.
Al principio sólo fue capaz de realizar pequeñas marcas (utilizando como lápiz venillas, tendones o músculos atrofiados, coordinados adecuadamente con una fuerte dosis de introspección).
El reloj hizo el resto. Al cabo de unos años fue capaz de crear palabras, frases, historias, poemas...
Sus palabras pasaron de la piel al papel y de éste a los libros.
Ella pasaba por allí, presentaba un libro. Cuando estaba delante del hospital no lo pudo evitar, y aunque no le conocía personalmente decidió visitarle. Él creía conocerla de siempre, desde que las enfermeras ( en los momentos más duros ) le distraían haciendo turnos para leerle una u otra novela de ella.
Hablaron, rieron, recitaron, soñaron...
Los médicos entraron y avisaron: -Se acabó la visita
Ella se acercó a él.

No quiso decir nada, a pesar de que un pequeño roce acabaría con él.
Ella le besó.
Él escribió gracias.

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