¿Hiciste algo?

-¿Qué, durante este tiempo aquí hiciste algo?
-No, por ahora no.
-Pensé que este viaje te serviría de inspiración.
-Pues por ahora a conseguido lo contrario. No consigo apartar cientos de ideas de mi cabeza
que hacen replantearme multitud de cosas.
Trabajé en alguna ocasión con imágenes que transmitían cierta belleza estética pero al
mismo tiempo su siginificado producía desasosiego. Estas semanas, y sobre todo después de la visita al campo e visto objetos que podrían adquirir un cierto carácter artístico, pero era tal
la carga de su significado que ninguna representación podría superarlos.
Para mi ,como te conté, este viaje suponía mucho más que los demás. Era situar, ubicar la cantidad de historias que escuché a mi abuela. En cierto modo no eran más que historias,
pero se han convertido en realidades que, no se por que extraña razón me afectan como si las hubiese vivido yo.
En arte he visto multitud de acumulaciones de objetos, pero... estas acumulaciones de maletas con sus nombres, de cepillos de dientes, de zapatitos de niños, de útiles de cocina . Aquel cuardernillo diminuto en el que una prisionera narró los sufrimientos a los que eran sometidos,los dibujos de la vida cotidiana en el campo, las fotos...
-Si te entiendo, a mi tambien me sorprendió.
-No, no es sorpresa, es incredulidad. Hasta que punto podemos llegar a olvidar lo que somos.
Me sorprende si, ver como al lado de todo lo maravilloso que crea el ser humano aparece lo más salvaje, despiadado, enfermizo. Durante todos estos años he visto cosas que me dolieron, como cuando delante mi mataron a palos a un hombre y no pude hacer nada, he visto el hambre, la soledad de enfermos arrinconados y ésto...
Me he puesto en el lugar de mis familiares, a los que enviaron a un campo simplemente porque tras la ocupación de sus tierras resultaba mucho más cómodo encerrarlos en un campo. Su sufrimiento y su muerte en un campo similar al que vimos.
Sin embargo dentro de ese caos, de ese tremendo miedo que debía envolver a todos, me a maravillado ese afán por dejar constancia de lo que ocurría aquí para que se conociese algún día.
Y claro está del valor de las personas que consiguieron que una pequeña niña, enferma y que pasaba por muerta pudiese salir de un campo entre un montón de basura...

1 comentario:

Esmeralda dijo...

Te he leído de atrás para delante he vistos tus fotos y déjame decirte que este relato que muestra con claridad aquellos destellos del ser humano que no podemos comprender, la vida y la muerte pendiente de voluntades ajenas.
La barbarie en su mayor expresión el exterminio por el exterminio mismo, pues tratar de comprender una conducta de tal índole seria un reduccionismo sumamente abstracto.
Sin embargo me es casi imposible recordar el texto que hace algunos años paso por mis manos de sobre la finalidad a de los campos , que comparto con vos.
El denominado Muselmann, como se llamaba en el lenguaje del lager al prisionero que había abandonado cualquier esperanza y que había sido abandonado por sus compañeros, no poseía ya un estado de conocimiento que le permitiera comparar entre bien y mal, nobleza y bajeza, espiritualidad y no espiritualidad. Era un cadáver ambulante, un haz de funciones físicas ya en agonía. Debemos, pues, por dolorosa que nos parezca la elección, excluirle de nuestra consideración (Amér., p.39).
… Eran los hombres momia, los muertos vivos; y los hicieron bajar con nosotros sólo para hacérnoslos ver, como para decirnos; llegareis a ser igual a ellos (carpi, p17)
LO QUE QUEDA DE AUSCHWITZ, El Archivo y el Testigo; Homo Sacer III; 2.- El Musulmán, Pág.: 41.
Giorgio Agamben
Un placer leerte
Esmeralda